Es bien sabido por todos que la felicidad se refleja en
nuestro rostro, de forma siempre favorable. Sentirnos bien nos aporta un aura de
belleza indudable. Por el contrario, cuando nos sentimos menos optimistas,
nuestra imagen también se ve repercutida, pero de forma negativa. Lo que pocos
estudios dicen es lo fácil que resulta sentirnos mejor mejorando nuestra propia
imagen. Sin duda, un buen tratamiento de limpieza facial, un nuevo peinado o el
maquillaje ideal pueden convertir un día anodino en toda una experiencia de
felicidad. Así que el próximo día que te sientas triste, no lo dudes, mímate un
poco y verás como la vida y quién sabe si alguien más… te sonríe.
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